sábado, 25 de junio de 2011

LAS SEQUÍAS DE DIOS

TEXTO EXAMINADO: 1° Re. 17:1-24

Quien de nosotros no ha experimentado esos momentos en los cuales nos sentimos agobiados por las pruebas y las luchas y buscamos a Dios, pero parece que el no está, lo llamamos, nos preguntamos "Señor, dónde estás?" y nada... la respuesta es el más profundo silencio.  Nos sentimos transitando un desierto en la más profunda soledad y ni siquiera somos capaces de vislumbrar el horizonte más allá.  ¿Te has sentido alguna vez así? Yo sí, más de una vez.

Cuando leemos este pasaje de las Escrituras, podemos observar que el Señor había puesto a Elías en el arroyo de Querit, frente al Jordán.  Aquellos eran tiempos de escasez, de tremenda sequía en derredor, sin embargo, Dios sustentó a su siervo con alimento y agua como nos dicen los versos 4 al 6 del pasaje.
Elías estaba muy CÓMODO allí, el Señor lo proveía de alimento a diario, no necesitaba esforzarse, no necesitaba moverse de allí, allí disfrutaba de la amplia bendición del Señor, nada le faltaba.  Dios satisfacía cada una de las necesidades del profeta.  Si hubiésemos podido leer el pensamiento del varón de Dios en aquel momento seguramente pensaría, "que bien estoy aquí, estoy seguro, nada me falta, Dios me bendice, no falta agua ni alimento, yo de acá no me muevo, si estoy bárbaro, ¡Qué bueno es Dios!."  Y con razón, pensaría de aquella manera, ¿para qué dejar aquel lugar?, si allí nada le faltaba.
Sin embargo, el Señor tenía otro plan.  Un plan que Elías no conocía.
Muy frecuentemente Dios tiene planes con nosotros que nosotros ignoramos y ni siquiera imaginamos.
Llegó el día en que Dios secó aquel hermoso arroyo, junto al cual el profeta se sentaba a descansar, y refrescaba su sed bebiendo de aquella agua.  Ahora el arroyo estaba seco, ¿cómo podría Elías permanecer allí?  ¿cómo vivir sin agua?.
Más adelante los versículos 8 y 9 nos dicen que el Señor le dice a Elías que se mueva.
El Señor tenía preparado algo NUEVO para Elías en OTRO LUGAR, una nueva experiencia, un nuevo desafío a la fe, una nueva MISIÓN.   En Sarepta había una viuda con un hijo y un propósito de Dios.
Elías nunca lo hubiera imaginado y nunca lo hubiera visto si permanecía junto al arroyo.

Así, muchas veces en nuestras vidas, el Señor permitirá sequías, desiertos, escasez en nuestra vida cristiana.  Y no es ciertamente porque ha dejado de amarnos o porque nos discipline.  Ciertamente, será una de sus estrategias para conducirnos un paso más adelante, para sacarnos del conformismo, para sacudirnos la pereza espiritual que nos provoca vivir permanentemente bendecidos. Es lo que Dios usará para activar nuestra fe y para MOVERNOS en pos de nuevos desafíos.
Las sequías provocan SED, sed a nivel irresistible, insoportable a medida que pasa el tiempo, sed que realmente lleva al corazón del hombre a DESEAR  el agua de vida, la relación con Dios, la Palabra.  Cuando uno está lleno, está satisfecho y eso hace no querer más, no tener hambre ni sed y, entrar en la conformidad espiritual.  Si estamos tan bendecidos!! para qué más.
La sequía produce una mayor búsqueda de Dios.  Acaso cuando estamos en medio del desierto no clamamos con mayor desesperación, no oramos con más profundidad, no buscamos el rostro de Dios con mayor ansia?. Esos desiertos, nos permiten escuchar con más claridad, lejos del ruido, lejos de aquello que nos perturba, estamos A SOLAS, solo EL puede escuchar.
Esos desiertos también nos llevan a una revelación de la grandeza de Dios, allí el Señor provee, allí el Señor abriga, allí el Señor da alimento y sustenta, allí el Señor es nuestro guarda, allí el Señor es TODO, porque no tenemos nada más, aprendemos a DEPENDER  de El y conocemos su grandeza.
Los desiertos nos traen angustia y debilidad, incluso cansancio y fatiga.  Allí es donde el Señor nos enseña FORTALEZA.

Muchas veces nos acostumbramos a la bendición de Dios como algo normal, pues somos sus hijos y el nos prometió que nada nos faltará.  Pero, es en esos desiertos donde el Señor nos hace sentir incómodos haciendo lo que estamos haciendo en un lugar, aunque sea algo para Dios, aunque estemos sirviendole a El.
Es entonces cuando El mismo nos corta la bendición y nos conduce al desierto para tratar especialmente con nosotros.
Veamos otro texto que nos clarifica esto, Oseas 2:14  La palabra dice "la llevaré al desierto y allí hablaré a su corazón", creo que hay veces en las que Dios quiere hablarnos y estamos tan ocupados, o tan cómodos que no queremos levantar el teléfono divino y escuchar lo que tiene para decirnos.  Entonces, el Señor nos seca el arroyo, sí nos seca el arroyo de las bendiciones para que busquemos de Ël nuevamente.

Ezequiel 47:5-12 nos habla de las aguas salutiferas.  Y habla de ese río que nos es para quedarse a mirarlo o admirarlo desde la orilla, sino que es una invitación a adentrarnos en EL, en otras palabras a rendirnos totalmente al Señor y abandonarnos confiadamente en sus poderosas manos.  De eso precisamente se trata el "dejarse llevar por la corriente", cuando lo hacemos vienen otras cosas:

  • los peces: figura de las promesas de Dios
  • los pescadores: figura de nosotros mismos
  • la pesca: figura de las promesas de Dios hechas realidad para mi vida.
La Palabra en Deut. 1:6-7 nos dice que la vida del cristiano es un AVANZAR, PARA CONQUISTAR NUEVAS EXPERIENCIAS CON DIOS.
Núm. 8:1-4 dice que somos como ese candelabro forjado a martillo y fuego.  Somos llamados a ser luz y a animar a otros a avanzar, invitarlos a entrar a la presencia de Dios,  El obrero del Señor es sufrido porque es forjado como ese candelero en el fuego y a martillo, el Señor nos forja en medio de la prueba y a través de la palabra, esa obra produce en nosotros ese brillo y esa forma (véase en al página principal "El Espejo de la Gloria de Dios")

Por ello, cuando te toque transitar por ese desierto en tu vida, sabe que no es para tu perdición sin para tu bendición y gózate y bendice al Señor,  porque algo más grande viene, y porque el Señor te ha escogido para un propósito especial en el cual va a usarte como a Elías que resucitó al hijo de la viuda, 
 ¿Para qué te usará el Señor a ti?

lunes, 20 de junio de 2011

Análisis de la Oración de Jabes

TEXTO BIBLICO     1° de Crónicas cap 4 : 9-10


La biografía más corta en la Biblia es la de un hombre llamado JABES. 


¿Quién era Jabes? su genealogía dice que era descendiente de Judá, la tribu de los leones, llamada así porque se identificaba con un león en su estandarte.


Hubo algo en la extensa enumeración del historiador bíblico que lo llevó a hacer una pausa en la genealogía de Judá y escribir "Jabes fue más ilustre que sus hermanos..."   fue así que Jabes sobresale en la enumeración del historiador ya que es el único en el cual se detiene a comentar una brevísima síntesis de vida de este personaje bíblico, por muchos desconocido, por otros conocido de nombre solamente y por algunos otros pasado por alto.  
¿Qué se puede decir de Jabes?, se hace referencia a su  nacimiento, "su madre lo dió a luz con dolor", Jabes tuvo un principio doloroso, la traducción de este nombre sería algo asi como "el que causará dolor", pero aunque el principio de Jabes parece poco promisorio y marcado por la desdicha.  Este hombre es el autor de una oración poco común y cuyo resultado fue revolucionario y merece nuestro tratamiento hoy.


Creo que todos compartimos el deseo de "honrar a Dios" con nuestra vida y de la mejor manera, de agradarle, de ser usados como canales de la gloria , el poder y el amor de Jesucristo, y oramos y pedimos al Señor que podamos ser un vaso de honra, un vaso útil, lleno de la gracia del Señor.  Jabes, pronuncia una oración en el verso 10 que conmovió el corazón de Dios y revolucionó con los resultados el presente.
Analicemos el texto de esta oración que dice así " ¡Oh, si me dieras bendición y ensanchara mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo y me libraras del mal, para que no me dañe! y le otorgó Dios lo que pidió".

  1. El comienzo: "¡Oh, si en verdad me bendijeres".  Jabes dice "Señor bendíceme". A veces tenemos el hábito de orar más por los otros que por nosotros.  Oramos por los demás, intercedemos por otros, pero a la hora de pedir para nosotros sentimos que está mal, que es una oración egoista.  Sin embargo, los gigantes de la fe oran de una manera diferente al resto.    
  La oración de Jabes nos enseña que es posible que el Señor quiera que seamos más "egoístas" en el sentido de que pidamos en oración cosas atrevidas para nosotros.  No por nada el prov. 22:11 dice "la bendición de Jh enriquece y no añade tristeza con ella"

Es curioso. Dios dejó a Jabes decidir cuáles serían las bendiciones y cuándo las recibiría. Esto entraña una enseñanza para nosotros hoy, el Señor nos dice a través de Jabes que hay muchas bendiciones que el Señor está dispuesto a darnos y que están allí en el cielo,  Dios en el cielo tiene paquetes de regalo llenos de ellas para cada uno de nosotros pero, sabe mi hermano que muchos de estos paquetes todavía siguen allí sin ser entregados porque no pedimos? Sí, hermano créalo,  el Señor tiene preparadas muchas bendiciones más para nosotros, y es así porque la naturaleza de Dios es bendecirnos, pero tenemos que hacer como los niños, atrevernos a pedir y a veces pedir cosas grandes, ¿a quien no le gusta un regalo grande? ¿por qué pensar que él no puede dárnoslo? ¿por qué dudar de si lo recibiremos si nuestro Dios es Señor de todo, si las riquezas en gloria son inmensurables?



         2. "Si ensanchares mi territorio".  En otras palabras ¡Jabes quiere vivir más allá de los límites actuales!, Jabes quiere agrandar la casa, comprar el lote de al lado o enfrente, JABES VA POR MAS.... 
Y esto nos enseña que la bendición de Dios es ilimitada, que hay más si queremos, que la vida en Cristo es más allá del límite.
¿Es correcto pedir al Señor que aumente nuestra gracia, que aumente nuestra unción, que nos dé más dones, que nos dé más ministerio, y qué podríamos decir de nuestros bienes, negocios, inversiones, de nuestra descendencia, nuestra familia y nuestra Congregación?
Sí, ciertamente, sí y amén. Jabes lo sabía, él sabía como pedir, y como recibir.  Y el Señor le dió todo lo que pidió.


¿Podríamos decirle al Señor hoy  ¡Oh Dios, Rey mio y DIos mío! te ruego que aumentes mis oportunidades? ¿Por qué no? 
Atravernos a mover los límites y tomar territorios nuevos para Dios es a lo que el Señor nos está llamando, y para ello nos dá UNCION DE CONQUISTA.
Sabe hermano, a través de los años yo he aprendido a pedirle al Señor "Señor dame más Ministerio", "ensancha mis fronteras, mi visión"  y el Señor me ha respondido.
Es necesario aprender a vivir con las matemáticas de Dios.  Veamos dos ecuaciones en la matemática divina:


mi habilidad 
+ mi experiencia 
+ enseñanza 
+ entrenamiento 
+ personalidad 
apariencia 
+ expectativa de terceros
________________________
= territorio asignado


mi voluntad 
+ mis debilidades
+ poder de DIos
+ fe
+voluntad de Dios
____________________________
= TERRITORIO ENSANCHADO




Por lo tanto, orar para que el Señor ensanche nuestro territorio implica orar por cosas grandes, milagros de Dios y es un desafío a la fe.
Para los pequeños pasos no necesitamos a Dios, para lanzarnos al vacío, para arrojarnos a una gran corriente y dar un gran salto necesitamos un milagro.


3.  "¡Oh si tu mano estuviera conmigo!".  Muchas veces al encarar desafíos uno siente que no va a poder, pero finalmente aparece "el toque de grandeza" del Señor.  
De hombre insignificantes, predestinados al fracaso como Jabes, como Moisés o como David o Pedro, el Señor levantó gigantes.  La Iglesia primitiva buscaba continuamente la llenura del Espíritu Santo (Hch. 4: 23-31)  La gran comisión de Mateo 28:19-20 implica una gran bendición pero también algo difícilmente posible.  Lo curioso es que Dios comisionó a hombres y mujeres débiles y cobardes e inclusive incrédulos para una MISIÓN EXTRAORDINARIA Y PARA EL HOMBRE IMPOSIBLE COMO SER LA DE PREDICAR EL EVANGELIO A TODA CRIATURA Y HACER DISCÍPULO A TODAS LAS NACIONES.  Sin embargo, cuando el Señor impartió su TOQUE, cuando los llenó del Espíritu Santo, los grandes resultados no se hicieron esperar, milagros y maravillas.
Hermano, el Señor está observando, vigilando, atento sus oídos,  esperando que le pidamos cada día ese TOQUE DE SU MANO. 


4.- "Oh, si me guardaras del mal". Generalmente pedimos fuerza para pelear la batalla espiritual.  Sin embargo, Jabes en su oración pidió ser guardado, su petición encierra una sabia estrategia, que Dios lo mandara lejos de la lucha, de la batalla. 
Estamos hablando de como conservar una vida de éxito, podríamos hablar de los peligros que entraña el éxito.  Muchos de los que llegan a la cima, luego caen estrepitosamente en el pecado.  Es precisamente cuando experimentamos una victoria que surgen estos inconvenientes y  necesitamos la ultima parte de la oración de Jabes. 
A veces predicamos, ministramos o intercedemos y entregamos todas nuestras fuerzas la servicio, y nos agotamos, es allí cuando corremos peligro, ahí  en la arena es donde el león rugiente puede atrapar al gladiador, y es allí donde necesitamos ser guardados porque carecemos de fuerzas para resistir. 
Generalmente oramos por fortaleza espiritual para resistir al mal, al pecado,  a las tentaciones, a los ataques espirituales. Sin embargo, la técnica más efectiva es mantenernos lejos de la arena, lejos del pecado, para no tener que combatir (Mt. 6:13 "no nos metas en tentación, más líbrame del mal", la arena encierra la tentación, es territorio del enemigo.
Procuremos ser sabios para no ser engañados.  Los sentimientos y la mente son el blanco preferido del enemigo.
Oremos l Señor para ser librado de la tentación que ponen presión a  nuestros sentimientos y emociones. Guardemos la mente y el corazón, guardémonos de esos pensamientos que nos perturban.  Probablemente el enemigo ponga en nuestra mente que  "no merecemos más", o que " "que tenemos derecho a tal otra", "o que Cristo no nos ama tanto como para darnos...", pero la Palabra de Dios en 2° de Co. 10:4 dice "las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas".  Hermanos queridos tenemos un legado de triunfo (Col. 2:13-15) nunca lo olviden.


5. Bienvenido al cuadro de Honor de Dios.  "Y Jabes fue el más ilustre entre sus hermanos".  Podríamos pensar que Dios tienen favoritos pero no  es así.  Anhelar galardones de parte de Dios no es arrogancia.  Arrogancia sería tratar carnalmente de aventajar a otro.  Pero luchar por recibir un galardón de Dios no lo es sino que por el contrario es dejar atrás objetivos mediocres.

  Hebreos 11 enumera una lista de personas que no fueron precisamente "supersantos",  sino hombres y mujeres comunes,  que pasaron inadvertidos para sus pares pero que creyeron en un Dios extraordinario que opera milagros, y por ello se movieron y transformaron su entorno y su generación, y al Señor no les pasaron inadvertidos por ello hasta hoy figuran sus nombres en el Cuadro de Honor de la Palabra de Dios, poniendo como testimonio sus vidas. 


Finalmente, el resultado Dios le concedió a Jabes todo cuanto pidió.


Atrévete a ser un Jabes de esta generación!!!


 Jesucristo te prospere en su gracia y te conduzca de victoria en victoria.