domingo, 17 de junio de 2012

ACERCA DE LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR


´Y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando El se manifieste,
seremos semejantes a El; porque le veremos tal como El esª (1°Juan 3:2).



  1. A veces creemos que Cristo ha hecho la obra en nosotros, a veces creemos que somos lo que vemos, y nos vemos como somos, sin embargo, el final de obra del Supremo Arquitecto aún no está listo. 





I. AUN NO SE HA MANIFESTADO LO QUE HEMOS DE SER.


En el tiempo presente viajamos en el mundo de incógnito.Pues no somos de aquí, pues nuestra ciudadanía está en los cielos.  Nuestra patria es la Patria Celestial.


1. Nuestro Señor viajó de la misma manera cuando estuvo aquí abajo, en la tierra.
Su gloria fue velada por su carne. Su deidad fue cubierta por la flaqueza humana. Su
poder estuvo oculto bajo penas y dolores.
Sus riquezas permanecieron cubiertas bajo la apariencia de pobreza y vergüenza.
El mundo no le conoció porque El se hizo carne. Tomó forma de hombre.
2. Sabemos que es necesaria una noche antes que la mañana; una escuela antes de la
universidad; una afinación antes de que pueda brotar la hermosa música de una orquesta.
3. No ha llegado aún el tiempo para que se manifieste nuestra gloria.
El invierno prepara las flores, pero no las hace brotar. Todo tiene su sazón, y éste no es
todavía el tiempo de la gloria.


II. PERO SABEMOS QUE CUANDO EL APARECIERE....
1. Hablamos de la manifestación de nuestro Señor sin ninguna duda: ´Nosotros sabemos.'
2. Nuestra fe es tan segura que viene a ser conocimiento. El se manifestará  sobre la tierra en
persona.


III. SEREMOS COMO ÉL ES.
1. Tendremos un cuerpo como el suyo. Seremos sin pecado, incorruptibles,GLORIFICADOS,  sin dolor, espirituales, revestidos de belleza y poder,y sin embargo seres reales y auténticos.
2. Tendremos un alma como la suya. Perfecta, santa, instruida, desarrollada, fortalecida, activa, libre de tentaciones, de conflictos y sufrimientos.
3. Tendremos tal dignidad y tales glorias como las que El mismo posee; seremos reyes,
sacerdotes, conquistadores, jueces, hijos de Dios; en una palabra: seremos perfecta
imagen de El.


IV. LE VEREMOS COMO ÉL ES.
1. Su gloriosa visión perfeccionar· nuestra semejanza a Él.
2. Esto ser· el resultado de ser semejantes a Él.
3. Ser· la evidencia de que somos como Él, ya que solamente los puros de corazón pueden
ver a Dios. Esta visión ser· encantadora. Esta visión ser· transformadora y
transfiguradora. Esta visión ser· permanente y la fuente de nuestra bendición para
siempre.
Dios mostró su poder al hacernos criaturas, pero mostró su amor al hacernos hijos.
Platón, el destacado filósofo griego,  daba gracias a sus dioses de que le hubiesen  hecho hombre y no bestia,   Pero nosotros, los cristianos, damos gracias por  lo que nos hará
para siempre adorar el amor de Dios,  por la realidad de que El nos haya hecho hijos suyos.
El apóstol Juan  pone un acento de admiración en la frase: ´Mirad cual amor.' .
Hay ciertas frases en la Escritura que son como ojeadas a los misterios divinos, que nos
revelan infinitamente más de lo que nosotros podrÌamos pensar. ¡Qué verdad tan intensa! ¡Qué divino significado hay en la frase creativa del Génesis : ´Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza! Ninguna expresión podría mostrarnos mejor la semejanza del ser humano a lo invisible de la naturaleza divina para participar con Dios en el gobierno del universo.
Ciertamente, el lugar del hombre es de una gloria inefable.
Estando entre dos eternidades, es el eterno propósito divino al cual fuimos predestinados ser
conformes a la imagen del Hijo unigénito, y la eterna realización de este propósito se cumplirá
cuando seamos semejantes a El en su gloria. 
Ahora oímos la voz de cada lado: La de este mundo llamándonos a lo terreno; la del futuro diciéndonos: ´Sois portadores de la imagen de Dios, coherederos en Cristo de la gloria venidera, estamos  en camino de participar de la Gloria de Dios y de Cristo.
 Vivamos  como hijos de Dios, vivamos una vida cristiana santa, fiel, diligente, victoriosa. Vale la pena cada prueba, cada lucha, cada batalla, vale la pena los valles aún de sombra de muerte, vale la pena el ascenso de los montes aunque sintamos a mitad de camino el cansancio y el desaliento.  Corramos por el premio del supremo llamamiento como decía Pablo, guardemos la FE que salva, la FE que libera, la FE  que mueve la mano de Dios y nos guarda del enemigo.  
Poco se predica en estos tiempos de la Venida del Señor, sin embargo, está más cerca que ayer y más lejos que mañana, estamos en el atardecer casi anochecer de la Gracia, CRISTO VIENE PRONTO!! MARANATHA. 



Un cristiano ciego dijo: ´Jesucristo será la primera persona que veré, pues mis ojos serán
abiertos en el cielo.'


Estaremos con Jesús y le veremos tal como Él es, y seremos semejantes a Él en la vida eterna. 
Nunca perdamos de vista que esa es nuestra meta, llegar, somos peregrinos, somos extranjeros en esta Tierra, esperamos cielos nuevos y tierra nueva, esperamos nuestra Patria gloriosa, y cuando allá se pase lista "a mi nombre yo feliz responderé"

OJOS ABIERTOS. Charles Spurgeon


´Y oró ElÌseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová·, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado y miró; y he aquÌ que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseoª (2º Reyes 6:17).


I. EL OJO NATURAL ESTA CIEGO A LAS COSAS CELESTIALES.


 Dios está· en todas partes; sin embargo, el pecado ha cegado los ojos de los hombres para
que no le vean.
 Los mismos hombres son malos, culpables, caÌdos; sin embargo, no ven sus propias
heridas, contusiones y llagas putrefactas.
 Esta falta de discernimiento espiritual hace al hombre innoble.
 Sansón, ciego, es un triste espect·culo; de juez de Israel se hunde hasta ser un esclavo en Filistea.
 La ceguera espiritual mantiene a la persona contenta con este mundo, no permitiéandole
ver cuan poca cosa es; por tal razón se esfuerza, y peca, y sacrifica el cielo.
 Esto pone a los hombres en peligro: ´Si un ciego guÌa a otro ciego, ambos caer en en el
hoyoª (Mat. 15:14).


II. SOLO DIOS PUEDE ABRIR LOS OJOS DEL HOMBRE.


 Nosotros podemos guiar a los ciegos, pero no podemos hacer que vean.
 Podemos poner la verdad delante de ellos, pero no podemos abrir sus ojos; esta obra
pertenece solo a Dios.
 Algunos usan ojos artificiales, otros utilÌzan anteojos, o cristales de color, pero todo es
vano cuando los ojos son ciegos. La sanidad es sólo del Señor.
 Dar la vista a un ciego es lo mismo que crear;  quién puede hacer un ojo? En el pecador
la facultad de la visión espiritual ha desaparecido.
 El hombre ha nacido espiritualmente ciego, su ceguera es parte de sÌ mismo (Juan 9:32).
 Satanás engañó a nuestros padres en el Edén diciendo: ´Serán abiertos vuestros ojos, y
seréis como dioses" (Génesis 3:5).


III. NOSOTROS PODEMOS ORAR PARA QUE DIOS ABRA LOS OJOS DE LOS
HOMBRES.


Debemos clamar: "Señor, te ruego, abre sus ojos para que vea."


1. Cuando les oÌrnos inquirir por el Evangelio deberíamos inquirir a Dios por ellos. Su
oración deberÌa atraer la nuestra.
2. Las oraciones de otros cristianos fueron eficaces para nosotros; por tanto, debemos pagar
esta bendición al gran tesoro de la Iglesia.
3. Glorificar· a Dios abrir sus ojos; oremos con gran expectación, creyendo que El honrar·
a su Hijo.


IV. DIOS ABRE LOS OJOS DE LOS HOMBRES.
1. El lo ha hecho en muchas ocasiones. Observad los muchos milagros sobre ciegos obrados
por el Señor.
2. El puede abrir vuestros ojos. Son muchas las formas de ceguera, pero todas est·n
comprendidas en la gran afirmación: ´El Señor abre los ojos de los ciegosª (Sal.146:8).


V. AUN AQUELLOS QUE VEN NECESITAN MAS VISTA.


1. Hay mucho más para ver en las Escrituras. ´Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu
Ley' (Sal. 119:18).
2. En las grandes doctrinas del Evangelio hay mucha luz latente.
3. En Jesucristo mismo hay muchas glorias ocultas. ´Señor, quisiéramos ver a Jesús' (Juan
12:21; Heb. 2:9).


Dean Goulbourn dijo alguna vez "Una de las condiciones más tristes de la criatura humana es leer la Palabra de Dios con un velo sobre el corazón, pasar por encima de todos los maravillosos testimonios de gracia y amor redentor que las Escrituras contienen, con los ojos del alma cegados. Y es triste también, si no tan censurable, pasar por encima de las obras de Dios, vivir en un mundo de flores, estrellas y puestas de sol y mil objetos gloriosos de la naturaleza y no tener ningún interés para descubrir a su Autor". --